domingo, 11 de enero de 2009

He estado de viaje. He estado pensando. He aprendido un montón de cosas

A veces pienso que debo de estar un poco mal de la cabeza.
Y es que tengo un defecto que es muy poco común. Veo los defectos en mí antes que en los demás. Tanto a nivel personal, como socio-cultural.

Parece que es bastante común entre nosotros, y más en la sociedad occidental, el pensar que lo sabemos todo. Y peor aún, el pensar que la nuestra es el mejor tipo de sociedad al que se puede aspirar, comparándola con otras basándose en prejuicios. Nos atrevemos a criticar lo que no conocemos. Nos tapamos los ojos y los oídos, vivimos ciegos y sordos pero nunca mudos.

La diversidad, las otras culturas, podrían ser una fuente de conocimiento inagotable. Por que todas las culturas, absolutamente todas, son susceptibles de aprender de las demás, y así crecer y enriquecerse.
Debemos acercarnos a ellas con la actitud y el respeto de un alumno deseoso de aprender.
He estado en un país musulmán. Y he sentido un placer inexplicable al comprobar lo equivocados que estamos respecto a ellos. Sí, una vez más, nos equivocamos.

En un país donde la población cristiana sólo representa un 9%,y los musulmanes son un 90%, existen casi tantas iglesias como mezquitas. Y se sienten orgullosos de ello. [Ahora es cuando yo me pregunto: ¿sería posible que nosotros hicieramos lo mismo en Europa?] Y voy más allá, las fiestas de los cristianos, son fiesta nacional exactamente igual que las musulmanas, algo que, una vez más, veo como imposible en la sociedad occidental. Además, cristianos y musulmanes [vecinos, amigos, compañeros de trabajo, etc] celebran juntos sus fiestas. El día de navidad, que allí se celebró el día 7 de enero, puesto que ellos siguen el calendario original, se podía ver a musulmanes celebrando la fiesta con los cristianos. Eso me llenó de alegría.

Personalmente no creo en ninguna religión, pero creo firmemente que la gente debe de tener el derecho de creer en lo que le parezca oportuno, sin ser mal visto o prejuzgado por ello. Y me encantaría que en Europa, tan modernos y liberales como somos, pudieramos dejarnos de excusas y aplicar la ley de la igualdad y de la libertad individual, tanto en lo que nos gusta, como en lo que no.

Otro ejemplo es el velo en las mujeres. Otro de los argumentos que se suelen escuchar en contra del Islam. Otro prejuicio. El velo no es una obligación. Muchas mujeres eligen no llevarlo, y no lo hacen. Y otras, eligen llevarlo. Uno de los problemas que tenemos con la libertad, es que nos cuesta aceptar que la gente pueda libremente elegir algo que no compartimos o no logramos terminar de entender. El hecho de que una mujer pueda querer llevar el velo es difícil de digerir para nuestros delicados estómagos occidentales.



Es una costumbre, y además mucho más antigua que la propia religión islámica. Parece que se nos olvida que también está profundamente latente en la gran religión mayoritaria occidental: el cristianismo. Nadie parece darse cuenta de que nuestra venerada Virgen María, lo lleva en todas sus representaciones. La madre del Dios bíblico, la que aparece en todas nuestras iglesias, estampitas, la que sacamos de procesión. Y todavía no he escuchado decir a nadie que la Virgen era víctima de un sistema discriminatorio, o que ese atuendo en la actualidad atenta contra la libertad de la mujer.

Se les tacha de machistas, sin conocer realmente su cultura. Se prejuzgan sus costumbres, sin siquiera intentar entenderlas.
Dejemos de engañarnos, dejemos de creernos las cosas sin criterio. Decir que todos los musulmanes son integristas es como decir que todos los vascos son etarras o que todos los americanos son tontos.

Deberíamos dejar de ir de moralistas y ver problemas donde no los hay. Este es otro ejemplo de nuestra manía de ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Nos encanta tachar de machismo a otras sociedades, y en este punto me veo obligada a recordar que en España mueren alrededor de 90 mujeres cada año asesinadas por sus parejas o exparejas. Eso sí que es un problema.

¿Soy yo o el mundo está loco?
Muy mal de la cabeza debo de estar, puesto que no solo veo los defectos en nuestra sociedad antes que en las otras, si no que pienso además que todos deberían hacer lo mismo.