sábado, 25 de abril de 2009

Bastarda Memoria


Curiosamente, mi profesor de literatura nos mandó el otro día un trabajo, cuyo tema general es “la identidad”. Digo que es curioso por que llevo cierto tiempo dándole vueltas al concepto de identidad, y su relación con la memoria...

¿Somos nuestros recuerdos?

...Curioso por que el último libro que he leido, para esta misma asignatura, ha sido el detonante. No puedo remediar escribir a continuación el comienzo del libro, puesto que nunca había leido una primera frase tan sobrecogedoramente certera. La primera vez que lo leí, tuve que releer el párrafo varias veces, maravillada de que la frase que abría el libro, me había abierto un poco a mí misma:

“Dos de los tres han muerto desde que me fui de Oxford, y eso me hace pensar, supersticiosamente, que quizá esperaron a que yo llegara y consumiera mi tiempo allí para darme ocasión de conocerlos y para que ahora pueda hablar de ellos.
No murieron hasta que yo dejé de tratarlos.
Pero para hablar de ellos, tengo que hablar de mi, y de mi estancia en la ciudad de Oxford. Aunque el que habla no sea el mismo que estuvo allí.
Lo parece, pero no es el mismo
Si a mí mismo me llamo yo, o si utilizo un nombre que me ha venido acompañando desde que nací y por el que algunos me recordarán, o si cuento cosas que coinciden con cosas que otros me atribuirían, o si llamo mi casa a la casa que antes y después ocuparon otros pero yo habité durante dos años, es sólo por que prefiero hablar en primera persona, y no por que crea que basta con la facultad de la memoria para que alguien siga siendo el mismo en diferentes tiempos y en diferentes espacios.”
Javier Marías

Y de ahí, en adelante...
Por supuesto, que ni decir tiene que recomiendo este libro absolutamente a todo el mundo, y además de verdad, puesto que más de dos y más de tres veces me he sorprendido hablando de él: Todas las Almas.

Pero no fue sólo eso. Últimamente y como alguno sabéis estoy reorganizándome. Una parte ha sido ordenar mi cuarto […] y he encontrado un montón de cosas escritas por mí durante muchísimos años.
Había dibujos, hojas llenas de rimas, y también hojas sueltas en las que escribía las cosas que me iban pasando, una especie de manía que he tenido toda la vida, pero a temporadas.

Y estoy redescubriendo a la chica que fui, pero que ya no soy. Y, aun recordando todo aquello que fue mi vida a medida que lo leo, siento que estoy invadiendo la intimidad de otra persona. Lo escribía yo, y lo lee otra persona [yo].
Son un montón de papeles, y los voy ojeando poco a poco. Esta noche he leído la entrada del día que perdí la virginidad.

Yo tenía 16 años.
Recuerdo al chico, recuerdo aquella tarde, recuerdo que yo me tenía que ir a una puta clase de matemáticas. [en verdad fue una historia bonita, pero ese no es el tema]. Lo que no recordaba, fue el modo en que me despedí de él:

Al salir de su casa me acerqué a él de la forma más dulce que supe y le dije: “prométeme que de aquí a que nos muramos nunca me olvidarás”, y él me respondió con un beso. Pero eso no me pareció suficiente por que le dije: “di: lo prometo”, y él me miró a los ojos durante unos segundos, sin parpadear, y dijo “lo prometo” y me besó.

Eso era lo que estaba escrito bien claro, al final del relato de aquel día. Yo escribí aquello.

Yo, la que era antes, necesitaba asegurarme de que él no me olvidaría, mediante una promesa [palabras].
¿No es curioso que ahora soy yo la que no lo recordaba? En ese momento [y seguramente durante toda mi vida] eso ha sido siempre muy importante para mí: que la gente que me había marcado tuviera también una marca mía, una huella profunda que no se borrara por las buenas. Ser recordada por la gente que yo recuerdo.


"Yo?? no, yo no. Yo soy solo una de las miles de caras [vidas] anónimas que te puedes cruzar en cualquier rincón de la ciudad..."

Trataba siempre de tener alguna foto, algún regalo, algo que dejara constancia palpable de que aquellas cosas tan auténticas y memorables me pasaban de verdad, e instintivamente necesitaba que los demás también tuvieran algo por lo que recordarme...

"Eso fue alguna vez por que recuerdo que fue cierto"
Jaime Sabine

… Seguramente sigo haciéndolo.
[“Te doy un minuto para que me tengas toda la vida”]

Pero desde otro punto de vista, [el penúltimo siempre], por que todo cambiará y yo ya no seré la misma. Muchas cosas se me olvidarán, y mi identidad estará más ligada a las situaciones que viva día a día que a todos esos recuerdos que bien podría amontonar y guardar en cajas. [como han estado hasta ahora]
Y, probablemente, al igual que mis recuerdos aparecen al destapar las cajas, una parte de mí estará, mezclada con otros tantos recuerdos, en cajas amontonadas en la memoria de la gente.
Qué le voy a hacer, si la viveza de los recuerdos se va perdiendo como los folios viejos se amarillean:

Al igual que el fuego siempre acaba reducido a cenizas, las historias acaban reducidas a recuerdos, y los sentimientos acaban descomponiéndose en palabras

Historias,
Recuerdos,
Sentimientos...
Palabras



¿Silencios?
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