domingo, 6 de septiembre de 2009

Sobre el arte contemporáneo

Quizá sea un problema de marketing [ese dios indecente que cambia nuestra opinión sobre las cosas] pero es verdad que el arte cada vez se ha separado más de la gente, hasta el punto de que se ha perdido completamente el interés, y abundan los prejuicios contra el arte contemporáneo.


Yo, rompo una lanza.


La gente sigue pensando, como los académicos del s.XIX, que el arte tiene que ser realista, o fiel a la realidad. Para empezar eso es una forma tiránica de mermar la capacidad de expresión, y para terminar, si lo que ustedes quieren es realismo, hagan una foto. De hecho, la separación del arte y el realismo se produce casi a la vez que el desarrollo de la fotografía. Qué curioso, no?

La fotografía es una ciencia, objetiva [o por lo menos era objetiva en un principio]. El arte es todo lo contrario.

Exigir realismo a la pintura es como exigir periodismo a la literatura, o que todas las películas fueran documentales.

Para meternos en este mundo es necesario que antes nos desagamos de los parásitos cerebrales del nuestro, esos que nos hacen pensar que si una pintura no es realista es por que el pintor no sabe, o esta drogado. El arte es una vía para expresar, y las obras suelen cobrar otro sentido cuando entiendes su contexto. Cuando dejas de mirarla como si fueran una ventana a otra habitación, o a un paisaje, etc.

Por poner el ejemplo de rigor, Picasso pintaba como Rafael a la edad de doce años. ¿Para qué iba a seguir haciendo lo mismo toda su vida si tenía una inquietud artística que iba mucho más allá?
Pues todavía hay gente que no lo entiende.

Lo más curioso es que el arte se ha separado de la gente, a medida que se amplía el cupo de artistas, es decir, hoy en día se tiene la idea de que cualquiera puede ser artista, y en vez de incrementarse así el interés de la gente, el resultado ha sido el contrario. Una cosa es decir que cualquiera puede ser artista, otra muy diferente que las obras de arte contemporáneo las podría hacer cualquiera.

En cualquier caso, es una concepción del arte muy capitalista: cuando la oferta se incrementa, desciende el valor, cuanto menos "vale", menos interés, menos demanda. Tendemos a considerar bueno lo escaso, y el arte, que hoy en día ya no tiene canon y su única premisa es la libertad de creación, es infravalorado precisamente por eso.
¡Seremos caprichosos!


Bien es cierto que todavía esta demasiado relacionada la idea de arte con los museos, los que, bajo mi punto de vista, no le hacen ningún favor. Presentan las obras con un título y un autor, y con suerte una fecha aproximada, pero siguen teniendo ese aura de edificio oficial e impersonal que envuelve a las obras con un silencio sepulcral y solemne, dejando a las pinturas mudas y separándolas del espectador con una distancia infranqueable.

No espero que la gente tenga más interés por el arte, [no pretendo invocar al dios marketing que todo lo hace atractivo], sólo reseñar la actitud que tiene la gente de la calle al respecto, y sugerir [de forma infructuosa probablemente] que la próxima vez que os acerqueis a observar una obra de arte abráis la mente, no hacia la interpretación del autor, sino hacia vuestra naturaleza misma.