jueves, 28 de junio de 2012

no es una crisis ni un rescate ni tampoco democracia... es una ESTAFA

Lo sé, lo sé, el Gran Wyoming levanta muchas suspicacias... y mira que me cuido de poner este tipo de videos por aquí, pero este realmente merece la pena los 26 minutos de dura. Al que le caiga mal Wyoming, que se olvide de quién es y piense en sus palabras como si fueran las de un anónimo, cualquiera de nosotros, y a los que le caiga bien, pues que lo disfruten, en la medida en que puedan, porque la verdad es cruda y desagradable.

El enlace os llevará al video:
wyoming en Alcalá


jueves, 21 de junio de 2012

...Y la pipa empezó a humear

Hace poco descubrí una pintada en la puerta de un baño que me hizo reflexionar. Parece una broma, a la vista de lo que la gente suele escribir ahí, pero esta me pareció verdaderamente una genialidad. No tengo ni idea de con qué intención la escribiría quien fuera que la escribiese, si como un pequeño chiste surreal, [o ni siquiera eso], o consciente de toda la reflexión que podría desencadenar. En la puerta ponía:

"ESTO NO ES UNA PINTADA EN UNA PUERTA". 

Inmediatamente, cómo no, me vino a la mente Magritte y su "Esto no es una pipa".

Magritte pintaba la pipa con su estilo más veraz y llamaba la atención del espectador sobre lo que está viendo, sobre lo que ES [un dibujo, un icono de la idea "pipa"; una representación], y sobre lo que NO ES [es decir, el objeto real, material] Era una forma sutil de recordar que las representaciones en general y el arte en particular no pertenecen a la esfera de la realidad más tangible, sino que son sólo eso, imágenes.

Sin embargo, en el baño, estaba escrito directamente sobre la puerta, con lo que en realidad sí es una pintada en una puerta. Tenemos el objeto real e interactuamos directamente con él. Alguien dijo que la diferencia entre la "modernidad" y la "posmodernidad" es que en la modernidad [entiéndase contemporaneidad], es decir, aproximadamente hasta los años 60-70, lo que se cuestiona, especialmente en el arte, son las representaciones de la realidad. Ahí están las vanguardias para probarlo. Sin embargo en la posmodernidad lo que se cuestiona es la propia realidad, y los significados tanto del objeto real como de su representación. Es decir, se traslada el debate de las representaciones a la propia realidad. Ahí esta la vorágine de las performance y los happenings; cosas, objetos, actos que suceden en la realidad, en cualquier parte y no sólo en los museos, situaciones que no son planificadas por el espectador y que no tienen porqué ser en el reducido espacio reservado para el arte y a los que vamos predispuestos a ello. Situaciones que además no pueden reproducirse, o por lo menos, nunca de la misma manera.
 Ahí vino mi problema. Quise, para hablar de esto, hacer una foto a la pintada y subirla; pero en seguida me di cuenta de que no podía hacerlo, porque supondría pervertir totalmente el significado, y entonces, realmente, ya no sería una pintada en una puerta.
Habría dejado de serlo para ser una foto subida en un blog. Por lo que esa pintada, como otras muchas obras de arte posmoderno, necesita del contacto directo del espectador con la obra, o la puerta en este caso. Entonces, y sólo entonces tiene sentido. O deja de tenerlo, para volver a ser una broma.

Como digo no sé si quien lo pintó tenía conciencia de todo esto, pero teniéndola o no, lo cierto es que ha cogido una obra paradigmática del surrealismo y ha sido capaz de trasladarla a la más cruda realidad, redimensionándola. Todo esto en ocho palabras pintadas en la puerta de un baño. La posmodernidad, amigos.