sábado, 5 de enero de 2013

De una charla amable de un rey y un súbdito

A bombo y platillo anunciaba Televisión Española lo que llamaban la "entrevista más perseguida", que calificaban de histórica, al rey. Supongo que cualquier cosa que se le pregunte a un hombre con un número romano tras su nombre es historia. Desde luego, Hermida se dejó el título de periodista en casa, y acudió a la cita como un mero súbdito, haciendo las preguntas más insípidas y poco relevantes del repertorio. Como siempre, nunca sabremos hasta qué punto las preguntas se habían pactado y ensayado antes de la grabación, lo que viendo el resultado da la impresión de que el guión venía escrito ya desde Casa Real.

El rey no dijo absolutamente nada, auspiciado por unas preguntas que bien se las podrían haber hecho a cualquier otro personaje público que hubiese vivido en España los últimos cuarenta años, desde Esperanza Aguirre hasta Isabel Preysler. Nada dijo de sus turbios asuntos familiares, pero tampoco de la situación del país. Si, puede que hace cuarenta años devolviera la soberanía popular al parlamento, pero a día de hoy tenemos una democracia falseada impunemente y bipartidista, salpicada cada día por nuevos casos de corrupción que no implican dimisiones ni ceses, ni siquiera por vergüenza. Tenemos lo que se ha dado en llamar el "desmantelamiento del estado de bienestar", recortando salvajemente en sanidad y educación pública, un país que se empobrece, gente a la que echan de sus casas mientras se da dinero a los bancos que, movidos por el ansia y la avaricia desmedidas, nos han llevado a esta situación. Él dice que le preocupa el paro, única nota de forzada condescendencia, y los "movimientos rupturistas", sin embargo no parece preocuparle el hecho de que tengamos una Constitución que considera ilegal algo tan limpio y democrático como una consulta popular. La unidad, dice. Se le llena la boca hablando de que tenemos que estar unidos. Qué bonito es hablar de permanecer unidos desde el sillón de palacio. Qué bonito es hablar del país, del pasado y el futuro, teniendo en frente al que hace el papel de periodista que parece tener miedo a preguntar los asuntos verdaderamente importantes. Ni siquiera miedo, Hermida parecía complacido ante la sarta de vaguedades que decía el rey. 

Eso sí, dice estar en forma para seguir reinando, aunque a otra pregunta dice que no le gusta hablar mucho de sí mismo. Pues francamente, si está usted en condiciones o no de seguir reinando no debería decidirlo usted. Ahí sí que está feo hablar de sí mismo. Si tanto recuerda aquella frase de "tienes que acordarte de ser rey de todos los españoles" y tan demócrata es, y igual debería preguntar a su reino qué opina sobre esto. Pero eso, claro está sería inaudito. En fin, que si hubieran puesto imágenes del rey inaugurando terminales, congresos, cumbres, barcos o aves hubiera sido igual. La entrevista a Su Majestad tendría que haberla hecho Telecinco. Ahí si que habría habido chicha, con el rey sentado en frente de Jorge Javier Vázquez o Mercedes Milá. Aunque, como decían en Twitter, a mí me hubiese gustado ver la entrevista que le hubiese hecho Iñaki Gabilondo. O Gonzo. O dicho de otra manera, periodistas de verdad.

No hay comentarios: